lunes, 8 de diciembre de 2014

VENTAJAS DE LA ACTITUD AGRADECIDA






Recientemente los americanos han celebrado su Día de Acción de Gracias, la familia reunida junto al pavo horneado, delicias para comer, alegría,  y compartir con los que queremos.
Pues estos americanos, a pesar de las críticas, tienen buenos inventos. El Día de Acción de Gracias es uno de ellos. Otra cosa es lo que la gente va creando alrededor de una tradición: que se llevan a matar pero van ese día y hacen ver que son tan amigos. Es decir, como aquí con la Navidad.


Históricamente, se han celebrado las fiestas de la cosecha, que eran también de agradecimiento pues significaba tener comida para pasar el invierno. En las tribus de pueblos indígenas, se agradecía a los animales que se dejaran cazar, y así poder sobrevivir.
Antes, era signo de educación dar las gracias por ceder el paso, por levantarse y ceder el asiento y otros muchos pequeños detalles que volvían agradable la coexistencia. Sin embargo, la competitividad -por otro lado tan alentada por los negocios- ha convertido dar las gracias y sentirse agradecido, como una especie de ñoñeria que se tiene que extinguir.





El agradecimiento es una sensación muy agradable. No significa sentirse menos, sino más, porque dar las gracias quiere decir que nos damos cuenta de que la fortuna nos sonríe, que las circunstancias son favorables, que sabemos ver lo mejor y lo bueno en todo lo que nos ocurre.
Asimismo, la actitud agradecida nos sirve para tomar consciencia de que somos nosotros quienes vamos creando los caminos que recorremos, y si son hermosos o aparecen contingencias y sabemos gestionarlas, es que estamos cuidando adecuadamente de nosotros. Y eso también causa gran alegría porque nos ayuda a volvernos -como dice Jorge Bucay- autodependientes, es decir, que ya no tenemos que aceptar ciertos tratos con otras personas porque no les necesitamos, porque podemos solos. Así vamos conquistando nuestra libertad.


La gratitud, nos hace ver cuánta abundancia nos rodea: tantas cosas a nuestro alcance, y tan fácilmente. Tantos y tan incontables días gozando de detalles que nos hacen feliz la vida. Tantas personas que nos encontramos que juegan un papel determinante en que las cosas salgan como deseamos. Tantísimos momentos de gozo con coas minúsculas o con grandes cosas.
Si tuvieras que hacer una lista por todo lo que estás agradecido y agradecida ahora mismo ¿cuántas hojas te harían falta?
A mí, muchas. Ya lo he hecho y es apabullante que tantos detalles que nos parecen normales, y que si no estuvieran nos causarían enormes complicaciones, pero están, y nos están sirviendo constantemente. La lavadora por ejemplo. ¿Te imaginas tener que lavar a mano, frotando las manchas? Y la nevera, ¿te imaginas ir cada día al mercado y si algo no lo comes, se estropea? Y el cepillo de dientes...y...




Hoy mismo, en multitud de lugares, millones de personas no tienen acceso a lo más básico. No se trata de dejar de comer tú, para que deje de morir un niño cada treinta segundos. Se trata de que te des cuenta de lo afortunado o afortunada que eres por la clase de vida que tienes.
Y sentir esa sensación en el pecho, como las burbujas del cava en la nariz, que hace que te expandas por dentro, que te infles, que sonrías.
La gratitud nos da energía, nos hace sentir protegidos, nos da valentía.






Cultiva la actitud agradecida, da las gracias. En silencio, cuando sea para ti (por ejemplo cuando el autobús se ha retrasado uno o dos minutos y así has podido cogerlo a pesar de hacer tarde) y con la voz, cuando sea para otro (alguien te aguanta la puerta porque vas con muchos paquetes). Verás como sonríes mucho más. Y como la sonrisa activa la secreción de endorfinas, que son las sustancias que nos hacen sentir bien, te vas a sentir mucho mejor. 

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