Desde luego, no es una sola cosa la que hace que el cambio, que la transformación interior, ocurra.
Es una sucesión, o suma de aspectos que juntos, en combinación única, permiten que lo que queremos se convierta en realidad.
Efectivamente, si no comenzamos...nunca terminaremos.
Pero para comenzar - en serio- hace falta:
- Tener claridad en lo que sí queremos (muchas veces la mejor manera para hacer esta clarificación, es hacer una lista de lo que NO queremos en nuestra vida o en un aspecto concreto de nuestra vida)
- Localizar la raíz del problema de las situaciones que no queremos.
- Encontrar solución a esa raíz, y cambiarla. Un sabio dijo "si no quieres ese fruto, lo que has de hacer es cambiar el árbol -la raíz-"
- Ser capaz de "verte"/de "sentirte", en el futuro, gozando de eso que sí quieres.
- Acostumbrarte al cambio, primero en tu mente (todo lo que se crea, se crea dos veces: primero en la mente y después en el mundo material)
- Trabajar desactivando los miedos, que se hace enfocándonos en lo que sí queremos, concentrándonos sólo en lo que sí queremos.
- Perseverar en las acciones que sí nos llevan hacia donde queremos.
- Cultivando nuestro propio amor, que nos hace tener confianza, estar seguros, ser fuertes y capaces.
- Aunando pasión e inteligencia (la intelectual y la emocional)
- Concentrarse en el presente con alegría, entusiasmo, paciencia y comprensión pero sabiendo exactamente hacia donde queremos ir, a donde queremos llegar.
La suma de estos aspectos, acciones y actitudes se llama INVOLUCRARSE.
Sólo y sólo sí te involucras, puedes conseguir lo que te propones.
¡Ah! y no cuentes demasiado de lo que quieres, exclusivamente a las personas necesarias y de confianza, pero a nadie más. Hay muchos matasueños sueltos por ahí...
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